Béisbol

Cerrojo Viera


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Foto: Reynier Batista Morales

Poco antes de tomar el camino que terminaría por llevarlo hasta la ciudad de Baltimore, Henry Urrutia me confesó que le había impresionado un muchacho destinado a convertirse en primer abridor del equipo de Las Tunas.

“Tiene una recta de 90 por encima del hombro y un garabato parecido a un tenedor que no hay quién rayos le dé”, confesaba el exjardinero tunero, ahora jugador de los Orioles, después de sufrir los embates del espigado diestro Carlos Juan Viera en la Serie Provincial del 2011. Con 22 años y experiencia cero encima del box, el jobabense de 1,87 metros se las arreglaría para causar similar impresión entre los técnicos y saltar directamente de la pelota de “potreros” a la Serie Nacional.

La predicción de Henry se cumplió con rapidez, aunque el veloz serpentinero sería empleado solo como relevista, hasta el punto de que ha sido ese su rol en los 95 juegos que ha tirado a lo largo de tres temporadas. Viera entró por la puerta grande al máximo nivel del béisbol cubano, dueño de una bola rápida intimidante y poseedor de números que lo convirtieron inobjetablemente en Novato del Año. En su debut, durante la 51 Serie Nacional, consiguió balance de 7-3, con dos juegos salvados y efectividad de 4,83. Los lógicos defectos técnicos de sus movimientos y la ausencia de una maestría deportiva que solo traen los años escalando la lomita, lo llevaron a regalar demasiados boletos (34) y a exhibir un elevado WHIP de 1,42.

Carlos Juan Viera lanza con los Leñadores de Las Tunas ante los Alazanes de Granma en el béisbol cubano.
Carlos Juan Viera lanza con los Leñadores de Las Tunas. Foto: Tomada de Zona de Strike.

Sin embargo, un año después el diamante se mostraría mucho más pulido. Durante la primera fase de la Serie 52, con los Leñadores, Viera exhibió mucho mejor control (15 bases por bolas en 49 innings), excelente efectividad de 1,65, foja de 4-3, con 12 salvamentos y WHIP de 0,96. Encandilado, el mentor Lázaro Vargas no dudó en solicitarlo como refuerzo de los Industriales para enfrentar la etapa élite. Sin embargo, la legión de cuatro lanzadores tuneros vestidos de azul necesitó un proceso de adaptación más largo de lo esperado y Carlos Juan registraría una actuación inferior a las expectativas: 1-1, sin salvados, promedio de los contrarios de 308 y efectividad de 2,76.

En medio de su aventura capitalina, el tunero estuvo todo el tiempo a la espera de una llamada de Víctor Mesa, director de la Selección Nacional en el III Clásico Mundial. Finalmente, el teléfono nunca sonó y el lanzador confesaría luego que la larga etapa de alistamiento y la decepción de quedarse sin asistir al torneo más fuerte del béisbol internacional, influirían en su rendimiento posterior.

La oportunidad de rectificar se le presentó este año a Víctor, quien solicitó los servicios del cerrador tunero, tras una temporada 53 en la que Viera ganó cuatro, perdió dos y salvó nueve con los Leñadores. El ínfimo average contrario de 157, la efectividad de 1,13 y el espectacular WHIP de 0,90 justificaron con creces la elección del piloto matancero. Ya con la camiseta amarilla y roja de los Cocodrilos, actuaciones como la del Latinoamericano ante Industriales, la del Victoria de Girón frente a Villa Clara y la protagonizada este miércoles en el Calixto García ante Holguín, dejan muy claro que su calidad está fuera de cualquier discusión.

Al servicio del actual líder del béisbol cubano y después de ser desechado por el Villa Clara que asistió a la Serie del Caribe, Viera acumula una victoria y cuatro salvamentos, con promedio de 1,69 limpias por juego y average rival de solo 104. Por si fuera poco, ha participado en dos lechadas del equipo, ha ponchado a 11 bateadores en 16 entradas y exhibe un increíble WHIP de ¡0,63!

Así, el muchacho que hace solo tres años soñaba con alguna vez lanzar en un estadio de verdad, se ha convertido en el arma de destrucción masiva del equipo de moda en la pelota nacional. Y mientras resuelve uno tras otro los entuertos yumurinos, sigue a la espera de que su actual mentor tenga mejor tino la próxima vez que deba decidir si su número 83 aparece o no en alguna camiseta roja, con cuatro letras en el pecho.

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